Ya dedicamos una entrada a Gianni Rodari, y ahora es el turno de una de sus obras. En La Gramática de la Fantasía, Rodari apuesta por una escuela y un ambiente familiar que estimule al niño a crear, no solo a obedecer y recibir conocimiento de forma pasiva. Propone diversos juegos que estimulan esta creatividad y se basan en el lenguaje. Asegura de que la creatividad así entrenada puede ser útil además en otros campos. La Gramática de la fantasía no es un manual para inventar historias, ni un ensayo sobre la imaginación del niño. Rodari explica en qué consiste La Gramática de la Fantasía en las últimas páginas. Estas son sus palabras:
“Es una propuesta para estimular el ambiente en el que crece el niño. La mente es una. Su creatividad se ha de cultivar en todas las direcciones. Las fábulas (escuchadas o inventadas) no son “todo” lo que sirve al niño. El uso libre de todas las posibilidades de la lengua no representa más que una de las direcciones en que puede expandirse. La imaginación del niño estimulada para inventar palabras aplicará sus instrumentos sobre todos los aspectos de su experiencia que desafíen su creatividad. Las fabulas sirven a las matemáticas como las matemáticas sirven a las fábulas.”
Como conclusión, la Gramática de la fantasía de Rodari es una herramienta muy flexible y aunque su principal propósito es describir distintos métodos para estimular la creatividad del niño en cuanto al lenguaje se refiere, también podemos sacarle partido en otros muchos aspectos.
Uno de los juegos de la Gramática de la fantasía se puso en práctica en un seminario de clase. Este juego consistía en escribir un sustantivo y adjetivo que no tuviesen relación entre sí y después de haber recolectado todas las palabras de toda la clase, se emparejaba un sustantivo con un adjetivo aleatoriamente y el resultado de esta oración era el titulo de un cuento que se podría crear nuevo. Algunos de estos títulos que salieron aleatoriamente fueron estos:
El castillo ambicioso.
Uno de los ejemplos de cuento a partir de los títulos presentados es este:
“Es una propuesta para estimular el ambiente en el que crece el niño. La mente es una. Su creatividad se ha de cultivar en todas las direcciones. Las fábulas (escuchadas o inventadas) no son “todo” lo que sirve al niño. El uso libre de todas las posibilidades de la lengua no representa más que una de las direcciones en que puede expandirse. La imaginación del niño estimulada para inventar palabras aplicará sus instrumentos sobre todos los aspectos de su experiencia que desafíen su creatividad. Las fabulas sirven a las matemáticas como las matemáticas sirven a las fábulas.”
Como conclusión, la Gramática de la fantasía de Rodari es una herramienta muy flexible y aunque su principal propósito es describir distintos métodos para estimular la creatividad del niño en cuanto al lenguaje se refiere, también podemos sacarle partido en otros muchos aspectos.
Uno de los juegos de la Gramática de la fantasía se puso en práctica en un seminario de clase. Este juego consistía en escribir un sustantivo y adjetivo que no tuviesen relación entre sí y después de haber recolectado todas las palabras de toda la clase, se emparejaba un sustantivo con un adjetivo aleatoriamente y el resultado de esta oración era el titulo de un cuento que se podría crear nuevo. Algunos de estos títulos que salieron aleatoriamente fueron estos:
El castillo ambicioso.
- El avión cascarrabias.
- La casa infinita.
- El árbol impermeable.
- La flor irresistible.
- El pájaro fantástico.
- El bosque cobarde.
Uno de los ejemplos de cuento a partir de los títulos presentados es este:
En un parque cualquiera, sobre un árbol cualquiera, se encuentra un pequeño nido con pequeños canarios, todos eran amarillos, menos uno.
Este era azul, y sus hermanos siempre le decían que él no era un canario, porque no había canarios azules, así que le llamaban pájaro.
Un día sus padres decidieron, que era el momento, para que los jóvenes canarios empezasen a volar. Así que los empujaron fuera del nido.
Todos descendieron planeando hacia el suelo, pero pájaro cayó sobre un cómic que se encontraba tirado en el suelo.
En la portada de aquel viejo comic, vio a un superhéroe de su mismo color, con una capa roja, y una gran S sobre su pecho. Pensó que ese era su destino, convertirse en un pájaro fantástico. Pero para ello tenía que aprender a volar, al igual que aquel superhéroe.
Así que Pájaro empezó a pillar correndilla hasta que emprendió el vuelo, cuando sus hermanos aún permanecían en el suelo.
Cuando pájaro ya dominaba perfectamente el vuelo, comenzó a buscar su indumentaria.
Fue en el mismo parque donde encontró, dentro de una papelera, un pañuelo rojo que le sirvió como capa.
Nuestro protagonista pensó, que ya solo le faltaba una letra en el pecho, al igual que aquel superhéroe tenía.
Pájaro emprendió nuevamente el vuelo, en busca de una letra que lo identificara como un héroe.
No muy lejos encontró un cromo sobre un banco, el cromo estaba muy deteriorado pero se distinguía perfecta las letras, donde ponía FC Barcelona, así que el joven pajarillo recorto la letra F y se la pegó sobre el pecho.
“Ahora sí” pensó. “Ahora si soy un superhéroe”.
Así que nuestro pájaro fantástico emprendió su viaje para ayudar a los más necesitados.
Con esta estrategia se pueden crear infinitos títulos para cuentos de fantasías en los que la imaginación tiene un importantísimo papel. De esta manera, los niños pueden desatar esa imaginación que llevan dentro y crear historias alucinantes.